Las venas se le rajan desde dentro,
pensando en el momento
en el que sus caminos divergieron.
Pensando en qué perdieron sus labios,
en qué momento su dolor palió tus daños.
Aullando en la noche un lobo buscaba presas,
sediento de sangre, al igual que sus ganas de follarte.
Quién pudiera ser un jodido oso, e hibernar en el frío insoportable de sus ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario