El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

jueves, 29 de septiembre de 2011

No sabes cuánto he llegado a quererte

Y tan solo esperaba una noche de invierno perdiéndose en su pecho bajo las sábanas de su cama. No quería pensar en nada, tan sólo en el calor que desprendía su piel al tocarla, en las noches de locura y de luna llena, cuando un infierno mental se convertía en su paraíso físico. Y así, llegó el invierno y las hojas fueron abandonando las copas de los árboles, mientras sus noches se hacían eternas en aquella habitación...


ni sabrás nunca cuánto te estoy odiando ahora mismo.

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