El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

viernes, 29 de junio de 2012

Nubes de ceniza.

La ciudad está cubierta por un manto gris y lúgubre que anuncia muerte. La polución me asfixia, respiro a duras penas. No estoy triste, pero escribo. A lo lejos un padre de familia llora, no muy lejos también un político disfruta en su yate. La desolación en un campo de concentración hace años. El sufrimiento de presos en Guantánamo. La esperanza del que come, la podredumbre de alimentos que se tiran en grandes cantidades, mientras niños y no tan niños mueren de hambre. La sangre fría, frente a un corazón valiente. La ignorancia supina frente a la estupidez consentida. Las mentiras del día a día que nos tragamos a la vez que comemos. El miedo del repudiado, del marginado, del diferente... frente a la soberbia de otros. Una taza de café que se enfría mientras al otro lado del mundo, niños recogen sus granos.







Que será de sus risas,
que será de este mundo con prisa...


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