El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

domingo, 16 de noviembre de 2014

La blancanieves de tus pesadillas, recorriendo la ciudad con una cesta de manzanos podridas. Antaño fue bella, como lo eran tus sonrisas, sinceras. Blancanieves perdió la cordura, se abandonó a los resquicios insanos del ser humano. Floreció tras las sombras de los árboles, se hizo gris en la urbe. Blancanieves no tenía enanos, su obscuro cabello como el ébano, sus labios rojo sangre, te hicieron perder el norte.

miércoles, 25 de junio de 2014

Frag. 1

Resultaba fantasmagórico, no? Conoces esa sensación de que algo ha cambiado a pesar de seguir entre las mismas cuatro paredes. Esa habitación que había visto nosecuantos amaneceres, y se había llenado de luz de Luna otras nosecuantas veces. La lámpara de colores seguía sobre la mesita de noche, junto a ella se hallaba una pila de libros viejos amontonados desordenadamente. Un cuadro de un no muy conocido pintor francés mostraba su torcido reflejo en el espejo de enfrente. El sonido del más que antiguo ventilador hacía de la lúgubre atmósfera algo todavía más monótono. La mera presencia de tu voz habría bastado hace tiempo, ahora era como tú, inevitable.

domingo, 1 de junio de 2014

Junio

No, no volveré a besar sus labios,
a menos que tenga la certeza
de que no volverán a abandonarme
en el resquicio de un otoño permanente.

No volveré a recorrer senderos inciertos,
a pecho descubierto,
no sin mi fusil de asalto.
Para las primaveras,
para los veranos polares,
las noches que se mezclarán con los días.

No volveré a hacerle caso a mi piel,
a la tuya me lo pensaré.
Los castillos de naipes los quemaré,
antes de que venga tu aliento a derribarlos.

El hambre y la sed,
el paraíso de los refugiados.
Tu vida, tu piel,
el infierno de mis insomnios.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Cuando no puedas más,
cuando la rabia sucumba a tu cansancio, 
no desistas.

Cuando ella no te sonría ya más, 
cuando te duela hasta pensarla,
no desistas.

Cuando el fusil pese más
que los muertos a manos de los fascistas,
no desistas.

Cuando el campo yermo no de más frutos,
cuando te sangren las costillas,
no desistas.

Cuando la lucha parezca no servir,
cuando estés a punto de desistir,
piensa en los que no lo hicieron,
y no desistas.

13

Quisiera verte,
en ese estado,
latente.
Sangrando,
por los costados,
de tanto quererte.

Pero es tarde,
y las horas no esperan,
a lo que fue,
ni a lo que puede que fuera.

Entonces me desvelas,
pero abro los ojos,
y no son tus uñas,
las que se clavan en mi espalda.

jueves, 24 de abril de 2014

Apofenia

Sabes cuando alguien te cala tan hondo que por más que cierres los ojos eres capaz de distinguir los suyos? Cuando alguien se adueña de tu alma, tu mente y tu cuerpo, y te es imposible olvidar, dejar atrás. Cuando alguien te saca de lo más hondo del pozo, te rescata y te cuida, después de que te hayan rajado por dentro. Crees que es fácil, que puedes escapar, pero te ves en una espiral sin sentido y sin final. Eso que nunca sucedió, esa ilusión rota, esa incapacidad de sentir nada por nadie. Separas tu cuerpo de tu alma, para recorrer otras pieles. Pero aun todavía eso abre más tu herida. Pues te das cuenta del vacío, que ni otros labios ni otra piel pueden llenar. Y llega la distracción, el hacer como que no existe esa carencia. Pero permanece ahí, latente.  Y de vez en cuando una de esas noches embebidas en nostalgia, empapadas de recuerdos, escuchas esa música que hace que depures tus lágrimas. Y aun cuando todo es una mierda, y te sientes triste, sabes que si ese alguien estuviera ahí... sería todo lo contrario. Pero no está, y ese es el puto problema, que no estás.


No son tiempos para románticos revolucionarios.

lunes, 17 de febrero de 2014

Sufrimiento incorpóreo

Te sufro en silencio, como se sufren las injusticias,
sin sangre en las venas para una Revolución.
Te sufro cuando cae la noche
y cuando la música me envuelve.

Te sufro como las noches de bailes lúgubres,
como agosto sin sol,
como septiembre sin mar.

Te sufro en imágenes que no han de cumplirse,
hasta en los días menos tristes,
tu recuerdo me vence.

Te sufro en las notas de un piano,
como sufre un niño palestino aguardando,
aguardando a que caiga el imperio.

Dejaré de sufrirte el día que la tierra me haga suya,
el día que no quede una gota de lluvia,
y se den por vencidos mis párpados.

Te sufro y aun así,
apenas dueles,
pues eres melodía en el viento,
alivio en los contratiempos.

Y el tren se va...

martes, 11 de febrero de 2014

Dios no quiera que te vea de la mano de otra, quiera Dios que no lo vea.

domingo, 9 de febrero de 2014

Y te vas

Cuando vienes a rescatarme de las ausencias de domingo,
todo parece un invierno frío y arrepentido.
Cuando deseo que la vida te devuelva el daño,
que me odies con los años, todo lo que yo a ti te odio,
amor mío.

En unos ojos lúgubres se perdió la noche de ayer,
en la que ya no me sostienes,
y la madrugada se torna una arpía cruel.
La desdicha la cambié por la dicha de conocerte,
incluso cuando llegó septiembre con su marcha fúnebre.

Con el corazón derruído y en blanco,
los pensamientos en negro,
el cielo encapotado,
los pies rajados,
pero en el suelo.

Y vienes y vas,
sueños y pesadillas.
Recuerdo despertar,
y que no estabas...

Cuando vienes, se para el tiempo,
eres algo etéreo,
sin forma,
sin normas.

Vienes y me agarras,
te vas y me desgarras.

Y yo soy como un maqui escondido en tus pestañas,
intentando esconderme de la guerrilla de tus miradas.
La revolución de nuestras entrañas,
no será televisada.

Me olvidas, y te callas.
Yo hablo con la luna,
y en la mano una chusta,
en el humo hablas.

Y te vas, y me acorralas,
la certeza se vuelve duda,
las palabras basura.




lunes, 3 de febrero de 2014

desaparece

te veo en todas partes,
a veces incluso se me olvida que te largaste.
Te oigo en las canciones,
en los pasos de cebra imagino tus tatuajes,
me persigues.

Como un fantasma, que no se cansa.
Me persigues, y me llamas al alba,
mis labios te gritan,
pero tú no me oyes.

Es como el poeta que se quedó sin tinta,
soy absurda, pensándote en una periferia.

Puedo sentir los kilómetros que te alejan de mí,
uno a uno.

martes, 14 de enero de 2014

J

Callo, como siempre callo,
por si fallo, una vez más, 
en describirte el ardor de tu marcha con palabras.

Callo, y siempre fallo.
Ahora no está tu sonrisa en mis retinas retenida, 
y aun así callo.
Callo porque tú has decidido infravalorar lo que teníamos. 
Callo porque ni siquiera me salen las palabras,
no soy capaz ni de tenerte enfrente, y callo.

Por la arena que sostuvo nuestro encuentro,
y el mar ésta vez habla, no calla.
Resuena furioso en mis entrañas,
¿por qué te marchas?

Las lunas que esperé que aparecieras, 
para que al final fuese tan corta tu estancia 
en el hotel de mis nostalgias.

Y tú callas, 
soltaste tus patrañas,
dejaste tranquila a tu conciencia,
la mía arde
cada vez que reposo la cabeza en la almohada,
cansada de llorarte.

Y es que no había placer comparable,
al de acariciar tu sonrisa y besar tus párpados,
las noches de miércoles,
los pretéritos incabados.

Tu pelo enredado en mis manos...
Aquel teatro.
Las noches en que la cerveza y el hachís
 rompían los platos.

Tu estrecha cama,
donde dormíamos.
Las sábanas eran la excusa,
tu espalda,
la inspiración de mis musas.