Quisiera verte,
en ese estado,
latente.
Sangrando,
por los costados,
de tanto quererte.
Pero es tarde,
y las horas no esperan,
a lo que fue,
ni a lo que puede que fuera.
Entonces me desvelas,
pero abro los ojos,
y no son tus uñas,
las que se clavan en mi espalda.
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