El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

lunes, 29 de abril de 2013

Lejano

Tras una noche bañada en Ginebra barata,
Empezaba pronto la resaca,
Cuando me dijiste que todo se acababa.
Todavía soy capaz de recordar aquéllas lágrimas,
Mi cama de sudor empapada,
Tantos meses esperando una triste llamada…
Yo seguía siendo la chica triste del grupo,
Y más con tu ausencia de compañera…
El calor del verano angosto me asfixiaba,
Tú ni siquiera dabas señales de vida.
Acabé por desquiciarme,
por olvidarte en un vaso de tubo.
Cada mañana que despertaba
me sangraban los ojos al no ver tu cara
reposada sobre mi almohada.
Ahora ha pasado el tiempo,
Se ha secado el llanto,
Pero me siento piedra.
Soy una roca helada al lado de tus palabras,
Soy la vacuna que no se encuentra,
La herida que cicatriza, pero no cura.
Y el calendario sigue con su tortura,
Los lunes abrasan, como tus besos en mi nuca,
Como tus manos por mi espalda,
Antes de que todo se convirtiera en ceniza,
En polvo, y no precisamente de hadas.

Puedo dejar de ser tan fría,
Pero no quiero.


Somos la persiana bajada de un domingo de resaca, y la ventana abierta para no echar la pota...

domingo, 28 de abril de 2013

Calles que recuerdan y matan.

Reímos en la tormenta,
porque no merecía la pena
 la tristeza del mundo
 si estábamos juntos...

Y ahora, poco a poco te introduces en mi cabeza,
como un poema invisible y eterno,
deshecho por los desengaños de utopías.

Utopías que un día fueron mías,
que se congelaron en tu pecho
hasta que te encontré,
demasiado cerca, pero tan lejos.

Tu personalidad cambiante,
tus ojos kafkianos,
y el calor de tus brazos,
hacen que quiera encerrarme contigo.


Me haces eterna en tu cama,
Inhalo el olor de tus sábanas,
una mezcla entre el tuyo y el mío,
que genera un perfecto perfume.

Enciendo un cigarro y te miro.
Podría mirarte durante horas,
descifrar tus jeroglíficos,
tus miradas encriptadas

Que dicen tanto, sin decir nada.
Como los pequeños besos al alba,
tú abrazando mi espalda.


viernes, 26 de abril de 2013

Impenetrable

Tan diferente y atípico. Fuera de la realidad, como mis pensamientos crípticos. Poco producido; por no decir nada. Alejado de la sociedad enfermiza que se apodera de las almas de sus ciudadanos, viviendo en un país en tu mente lejano. Eres como la luz natural que entra por las ventanas de una oficina gris y aburrida, con sus tubos de luz artificial. Eres el estallido de una bomba en el Pentágono, eres como la liberación de los presos de Guantánamo. Eres mi orgasmo cuando recorremos el abismo sobre unas sábanas baratas y con olor a frío ártico. Eres la sonrisa desenfadada y natural, al igual que las lágrimas de un niño palestino que acaba de perder a sus padres. Eres el ácido que corroe la ciudad y deshace su deshumanización… Eres calma ante la adversidad, eres la hierba que se convierte en humo en mis pulmones. Eres el llanto desconsolado del que no tiene hogar, y la felicidad más simple y pura reside en tu mirada enigmática… Debajo de tu cuello hay un camino irregular, por tu espalda, que se asemeja a un desierto de arena cálida y confortable para morir en ella y dejarse devorar por los buitres que están a la espera. Eres inesperado, como mi inesperada sonrisa al saber de ti. Yo que creía que la ilusión perdida no la recuperaría más que con el hielo de los ojos de un demonio que me bajó al averno, pero me dejó congelar…

martes, 23 de abril de 2013

C

Nos imagino viajando a ciudades perdidas, abandonadas, reconquistadas por la naturaleza... Te imagino cada noche, en mi subconsciente, aunque mis ojos no quieran volver a verte, a ver su reflejo en los tuyos. Todavía creo escuchar tu voz cuando el viento me susurra. Todavía siento ese cosquilleo, aunque se está pudriendo en mis adentros. Todavía te echo de menos. No suelo escribir últimamente, será que estoy distante de mí misma. Acepté que te marcharas del albergue de mi espalda. Lo que no acepto es lo que le hiciste a mi alma en tan poco tiempo. Ni acepto las sábanas que dejaron de envolvernos... Ni siquiera acepto no volver a ver tu puta sonrisa. Perderme en el invierno extrapolar de tus ojos... 

Me muerdo el labio y me imagino que pasan cinco años, que dejamos de ser unos extraños y que viajamos a una ciudad prohibida... Me encanta soñar despierta, lo que odio es saber que es eso; un sueño.

lunes, 8 de abril de 2013

morir o no morir

Podría deshacerme de todo mi dolor, de las noches de viento y furia, de tus ojos de iceberg. Podría largarme sin despedirme de nadie, sin decir adiós, abandonarme a mí misma a mi suerte. Podría comenzar a rezarte al alba, a corromper mi desprotegida alma. Podría correr sin mirar atrás, sin echaros de menos, sin derramar una puta lágrima. También podría quemar todas mis cosas, no dejar ni rastro... Y tened por seguro que lo haré. Cuando llegue el momento de regenerarme, de dejar de desquiciarme por sus ojos, equidistantes de mí cómo mi alma de vosotros. Podría dejar de torturarme cada jodida noche, y dormir en paz. Podría incluso estar todo el día fumando y bebiendo, a modo de dieta, porque me daría igual, si tuviera que vivir sin tus ojos, todo esto me daría exactamente igual, y ya lo hago, solo que todavía espero una llamada que me devuelva a la vida. Podría hacer que tu realidad fuera la mía, que nuestras lágrimas desembocaran en cualquier pozo de África. Podría salir a la calle, quemando una bandera con la esvástica, manchando las paredes con sangre de fascistas. Podría poner una bomba en una sucursal bancaria, incluso inmolarme ante la sede de la OTAN. ¿Sabes por qué razón no hago todo eso? Porque todavía me retiene el recuerdo de tus caricias, de las noches sin sentido dando vueltas, en busca de cerveza, o de cualquier excusa para dormir juntos. Toda esa puta mierda me retiene. Porque llegaste, y tan pronto te fuiste, que guardé todas tus cosas en un baúl, para intentar no pensarte. Pero no puedo. Algo en mi vientre me dice que he de esperarte, aunque luego todo se convierta en podridas mentiras. Quiero dormir y no despertar, joder. No quiero discutir sobre el futuro del mundo, ni intentar cambiarlo si sé que tú no estarás a mi lado. Y no, no tengo los suficientes cojones, ni la suficiente fuerza para levantarme, si no vuelvo a ver mis pupilas reflejadas en tu mirada, ni vuelvo a esnifar tu perfume neutro pero dulce, ni vuelvo a rozar tu espalda con la yema de mis dedos. 


Si ahora mismo cayera una jodida bomba nuclear y lo arrasara todo alrededor, me daría igual, si me pilla abrazada a ti.

sábado, 6 de abril de 2013

¿Sabes lo que más me gusta de ti? Que tienes esa locura propia de un niño. Me dijiste: "nunca dije que fuera normal" y reí. ¿Sabes lo que no me gusta? Que sé que terminarás por partir. Pero tu sonrisa me da fe.

Sábado nublo.

Ese preciso instante en el que te das cuenta de que eres tan insignificante como cualquier hormiga, esclava del poder de su reina.
Ese momento en el que la soledad te abruma,
y el cansancio te devuelve las miradas abatidas
de cada madrugada que ni respiras,
esperando ver en sus ojos tus pupilas.

Y ese momento no llega,
y todo sigue lleno de mierda,
necesitas partir, pero te pesan las cadenas.

Dicen que de las debilidades a veces surge la mayor fortaleza,
la tuya fue sin duda volverme loca hasta romperme la cabeza...
Para que así, cariño mío, no pudiera sacar jamás tus ojos de mis retinas.

Y cada segundo que pasa, cuentas los días que quedan para no sé qué,
y piensas cada día más en largarte,
huir, como sólo hacen los cobardes.

Te tiras semanas sin escribir porque nada te llena, y eres consciente, pero no te apetece volver a torturarte, ya no.

Escribo todo ésto desordenado para que le des el sentido que quieras, para que sea interpretado libremente, para que dejen de quemarme en la espalda sus putas serpientes...


Y ya que no estoy entre tus muslos,
subiéndote al cielo,
en éste sábado nublo,
sobre éstas sabanas de terciopelo,

soñaré contigo, por si volvemos a vernos,
saber como reaccionar,
o borrarte de mi vida, sin más.