El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

lunes, 8 de abril de 2013

morir o no morir

Podría deshacerme de todo mi dolor, de las noches de viento y furia, de tus ojos de iceberg. Podría largarme sin despedirme de nadie, sin decir adiós, abandonarme a mí misma a mi suerte. Podría comenzar a rezarte al alba, a corromper mi desprotegida alma. Podría correr sin mirar atrás, sin echaros de menos, sin derramar una puta lágrima. También podría quemar todas mis cosas, no dejar ni rastro... Y tened por seguro que lo haré. Cuando llegue el momento de regenerarme, de dejar de desquiciarme por sus ojos, equidistantes de mí cómo mi alma de vosotros. Podría dejar de torturarme cada jodida noche, y dormir en paz. Podría incluso estar todo el día fumando y bebiendo, a modo de dieta, porque me daría igual, si tuviera que vivir sin tus ojos, todo esto me daría exactamente igual, y ya lo hago, solo que todavía espero una llamada que me devuelva a la vida. Podría hacer que tu realidad fuera la mía, que nuestras lágrimas desembocaran en cualquier pozo de África. Podría salir a la calle, quemando una bandera con la esvástica, manchando las paredes con sangre de fascistas. Podría poner una bomba en una sucursal bancaria, incluso inmolarme ante la sede de la OTAN. ¿Sabes por qué razón no hago todo eso? Porque todavía me retiene el recuerdo de tus caricias, de las noches sin sentido dando vueltas, en busca de cerveza, o de cualquier excusa para dormir juntos. Toda esa puta mierda me retiene. Porque llegaste, y tan pronto te fuiste, que guardé todas tus cosas en un baúl, para intentar no pensarte. Pero no puedo. Algo en mi vientre me dice que he de esperarte, aunque luego todo se convierta en podridas mentiras. Quiero dormir y no despertar, joder. No quiero discutir sobre el futuro del mundo, ni intentar cambiarlo si sé que tú no estarás a mi lado. Y no, no tengo los suficientes cojones, ni la suficiente fuerza para levantarme, si no vuelvo a ver mis pupilas reflejadas en tu mirada, ni vuelvo a esnifar tu perfume neutro pero dulce, ni vuelvo a rozar tu espalda con la yema de mis dedos. 


Si ahora mismo cayera una jodida bomba nuclear y lo arrasara todo alrededor, me daría igual, si me pilla abrazada a ti.

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