En mi oscuridad, derrochando dolor,
comiendo techo y almohada,
como un desecho en la cama tirada,
marchita y podrida cual olvidada flor.
El apocalipsis de mi alma está cerca,
apenas duermo para poder despertar mañana.
Leo poesía, rompo expectativas,
derrumbo castillos que no tenían entrada ni salida.
Deseando invierno, que el frío me lleve,
más lejos que mis putos pensamientos.
Soledad ansiada y repudiada,
y sobre tus lágrimas, llueve.
El reloj no da tregua, no para,
el calendario me pesa, las ganas de no hacer nada,
que me queman y maltratan esta vida cansada.
Estas cuatro paredes parecen devorarme,
la oscuridad me atrae desde cualquier parte,
la melancolía y su nostalgia de noche de martes.
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