Ese momento en el que la soledad te abruma,
y el cansancio te devuelve las miradas abatidas
de cada madrugada que ni respiras,
esperando ver en sus ojos tus pupilas.
Y ese momento no llega,
y todo sigue lleno de mierda,
necesitas partir, pero te pesan las cadenas.
Dicen que de las debilidades a veces surge la mayor fortaleza,
la tuya fue sin duda volverme loca hasta romperme la cabeza...
Para que así, cariño mío, no pudiera sacar jamás tus ojos de mis retinas.
Y cada segundo que pasa, cuentas los días que quedan para no sé qué,
y piensas cada día más en largarte,
huir, como sólo hacen los cobardes.
Te tiras semanas sin escribir porque nada te llena, y eres consciente, pero no te apetece volver a torturarte, ya no.
Escribo todo ésto desordenado para que le des el sentido que quieras, para que sea interpretado libremente, para que dejen de quemarme en la espalda sus putas serpientes...
Y ya que no estoy entre tus muslos,
subiéndote al cielo,
en éste sábado nublo,
sobre éstas sabanas de terciopelo,
soñaré contigo, por si volvemos a vernos,
saber como reaccionar,
o borrarte de mi vida, sin más.
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