Cualquiera puede hacer que me largue de aquí. Lo único que podría retenerme sería tu voz. El lugar donde atrincherarme, tu piel. El suave gemido de rozarnos, el fuego en los ojos de quién busca placer.
El ruido ensordecedor de tu respiración,
el eco de mis pensamientos.
El más allá por uno solo,
el color que no es del todo.
El sabor de tu saliva,
el desconcierto de mis expectativas.
El dolor de una evasiva,
la tranquilidad de tu presencia junto a la mía.
El delicado perfume de tu cuello, el profundo dolor de una espina que se clava, de un amor que asesina, de una historia antigua que nos condena... El crujir al romper mis cadenas, que se nos caigan de los ojos las vendas.
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