Lo que hubo entre tú, mi cama y el whisky helado,
nos deja atados, desolados, desarraigados.
Lo que podría haber sido y no fue,
lo que anestesié bebiendo de tus labios,
el licor sabía amargo,
pero el placer fue infinito al cortarme con tus lágrimas de cristal.
El dolor me gusta, lo reconozco.
Ideas oscuras en mi cabeza, mientras sea el mío dolor
o el de quien me quiere herir.
No estoy hecha pa ser comprendida,
ni mucho menos, sólo tengo heridas,
de bala, de besos, de excesos...
La curiosidad me hace el amor,
aunque yo quiero follarme a tu silencio,
mi subconsciente me dice; calma.
Mejor me callo que una vez más no soporto la luz del alba.
...
Reconozco que estoy en mi época más eskizofrénica y poco lógica, chico, será esta hierba que me trastoca la forma de ver las cosas, serán las ganas de que me ates.
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