El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

miércoles, 24 de julio de 2013

Los cobardes nunca llegan al final del camino.

Amaneciendo vacíos,
creí ver tus ojos en los míos,
sólo era un espejismo.

Tiempo pa pensar,
pa electrocutarme los latidos.
Tiempo pa agarrar,
por la cintura a la Soledad.

Horas de desquicio,
al dolor me vicio.
He perdido la vista,
ya no está en tus ojos mi piscina.

Habrá que caminar,
me dice mi subconsciente.
Estoy harta de caminar,
y encontrar personas que me hacen daño.

Compra una coraza entonces, dice.
La mía está hecha de hielo,
basta que venga alguien con su fuego,
a derretirla y romperme de nuevo.

Su silencio no hace más que alimentar al odio.
La rabia y la impotencia quieren salir,
aunque ya han tenido suficiente.


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