El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

miércoles, 13 de febrero de 2013

trece

Soy tan imperfecta cómo una tarde de verano lluviosa, o un café frío por la mañana en invierno. Tan imperfecta y poco pulida es mi alma, cómo imperfectas son las alas de una mariposa mutilada. Tan callada, tan reservada, oscura y triste, cómo la Luna cuándo todos ignoran que existe, y de puta se viste, con el reflejo de las miradas que no la miran. Tan fría y mística cómo el alba, después de una madrugada pasada por alcohol, volviendo a casa. Tan fuerte y resistente, equivalente a las puñaladas que recibí, a las heridas que todavía duran. Tan antisocial, eskizofrénica y loca, tan incomprendida, tan abatida por las desilusiones de los sentimientos. Tan protectora, como mis lágrimas pretenden proteger mi alma, cómo mi coraza mi corazón. Tan lejana y amiga de la tristeza más profunda. Tan alcohólica, tan imperfecta. Tan jodida como las ansias no correspondidas, cómo masturbarse después de la corrida. Tanto sinsentido en mi vida, cómo en las vuestras, aunque yo sé por qué sigo en pie, y no es por putas o dinero, no es por esperar un futuro próspero, ni por un chalet, esas mierdas son colillas en mi cenicero. Sigo en pié porque algún día alguien me comprenderá. Sigo en pié porque una voz me susurra, que algo aquí debemos cambiar. Mientras unos comen caviar, yo planearé cómo hacerlos explotar. Tan arriesgada como la nada, porque la nada lo es todo, y todo lo que podáis esperar de vuestras patéticas vidas atadas a unas falsas expectativas, a una filosofía producida, todo éso, no será nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario