Tal vez sólo fuiste una ilusión óptica que mi soledad necesitaba ver. Una mota de polvo sobre la estantería de una vieja librería. Un rayo de luz en el Polo Norte que acabó por morir reflejado en el hielo. Un atisbo de esperanza para la revolución del pueblo. Tal vez fuiste una quimera cruel. El centro de la balanza que sostiene la justicia. El frío en las venas un caluroso día de agosto. El reflejo del cielo en un charco en la ciudad. Un tono gris, un yonki desdentado en la estación de tren. Quizá tan solo fuiste la última nota de una canción de Mozart. El dolor en los ojos de aquél que ha perdido todo cuánto creía poseer. O quizás no fuiste nada... Pero acabaste siendo el todo.
Fuiste mis ojos,
y mis párpados.
Fuiste el cuarto dónde nos encerrábamos.
Fuiste poesía al desnudar tu cuerpo,
al fundirnos.
Quizá no fuiste nada,
o tal vez lo fuiste todo.
Mi soledad se queja de estar tan sola, pero siempre acaba recordando que es lo mejor.
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