El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

jueves, 27 de junio de 2013

She

Delicada. En su cara se veía la inocencia, y ya casi rondaba los treinta años. Sus pasos dejaban un rastro de campanillas sonando... Vivía en otro planeta, su sonrisa se bañaba cada mañana al alba en los ojos vacíos de la gente. Muchos se reían de ella. No era justo. Pero jamás le importó. Siempre combinaba la ropa de manera extraña, pocos no se sonreían al verla pasar con esas "pintas estrafalarias" como decían algunos. Pero todos teníamos algo que envidiarle al caer el día. Su felicidad y su amor incondicional por todo aquello que la rodeaba. Descubría el mundo cada mañana y sabía valorar cada día cómo si fuera el primero, o el último. Hay personas que no están hechas para ser comprendidas, sin embargo, hay personas que todos deberíamos intentar comprender, apartando los prejuicios y el odio a lo diferente de nosotros. Quizá de aquí a unos años muchos se den cuenta, otros seguirán viviendo en la ignorancia. Para entonces ella estará tocando el piano, bebiendo té blanco mientras canta un alegre soneto que compuso para sí misma hace años. Y seguirá sonriendo, y eso es lo que más os repatea. Hay personas de verdad.


No esperaba nada,
al marcharse la Luna,
del cielo desbocada.

Se perdía en su mirada,
destrozaba los relojes,
los odiaba.

Miles de colores,
la inundaban,
y parecía tan sencilla,
al alba.

Las noches nunca fueron para dormir...

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