El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

sábado, 14 de abril de 2012

Madrugadas


Esa luz lúgubre azul oscura que envuelve la ciudad,
tardía y tenue me impide reaccionar.
Los ruidos a lo lejos difuminados,
sólo puedo escucharme a mí.

Y de nuevo nos encontramos frente al espejo,
preguntándonos porqué así?
Por qué será que el mundo gira, ya viejo,
desgastado y sumiso al hombre vil.

La luna es parda esta noche, 
como la miel de tus ojos,
brilla para recordarme
que siempre estaremos solos.

El alma me desborda, 
por unas cosas o por otras.
Y el tic-tac de nuevo acosa.




Ardiendo en deseos de besarte,
de los miedos de la piel arrancarte.
Tumbarme en tu pecho y respirarte.
Esnifarte.

Coger palabras y convertirlas en alma.

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