El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

jueves, 26 de abril de 2012

Nuestra última mañana.

Cambiaste tus lágrimas
por erosiones en mi alma.
Aceleraste el latir de mi vida,
me enseñaste la salida.

Olvidé el reloj
mientras hacíamos el amor.
Tus palabras me curaron,
mis miedos enterraron.

Observábamos el mar a lo lejos,
temiendo no ver ya nuestros reflejos.
 


Todo cambió durmiendo en sus brazos.


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