El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Después del frío siempre habrá calor, y viceversa.



Puede ser que el frío caiga lento,
que las notas de sus dedos recorran mi cuerpo.
Y se forme una melodía mientras exploto,
mientras todo ahí fuera pierde significado.

Puede que alguien se estanque en el pasado,
lo sé, porque me ha pasado, me he estancado.
Quién no lo ha hecho?

Puede arder cada cicatriz,
quemar cada recuerdo.
Las calles siempre esconden viejos secretos.

Y es ese momento, en el que no pediría 
ni un segundo más de vida.
Ese momento en que comprendes,
ese momento en el que todo se esclarece.





Demasiado poco pa los veinte.

Como norma general las cosas suelen empezar a tener sentido cuánto más jodidamente desordenada está tu vida. Cada decisión te lleva ante otra. La vida nos parece difícil y lo único que hay que hacer (irónicamente) es dejar que pase. Todo sigue una línea temporal, recta o con desviaciones, pero al final del todo, siempre llegaremos al mismo punto. Sólo hay que respirar.

Ése puto instante en el que te enfrentas a tu depresión, y le preguntas; ¿Porqué tiene que ir mal? Mañana irá mejor. 


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