El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

martes, 4 de diciembre de 2012

Soledad y Orgullo.

Todas éstas sensaciones desembocan en una sola y única conclusión, que siempre estaré mejor sola. Mejor alejarme del calor, del cariño. Alejarme de mí misma. No sirvo para querer tal vez. Si ni siquiera puedo amar la vida, ¿cómo amar algo que proviene de ella?























Oh bella y tierna, Soledad.
Tú que amaneces a mi lado cada mañana,
yo esperando que me abraces en mi cama.
Oh misericordiosa y comprensiva Soledad.

Hago odas a mis demonios,
pero continúan ardiendo dentro.
Mi Soledad a la Estabilidad pidió matrimonio,
pero el Hastío no volvería a comerle el coño.

A penas encuentro sentido a los días,
y las horas con la Desesperación hacen orgías.
Cuántas veces ansié escuchar que me querías,
que te ibas, pero que volverías.

Y ahora, tan sólo, espero.
Espero, pero ya no desespero.
Porque el dolor es acumulable, pero no eterno.

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