El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

domingo, 22 de enero de 2012

fuerza

Tratas de huir, y no sólo eso, buscas una razón para justificar tu huida. Buscas un motivo por el cual abandonar. Sientes, y duele. Corres, pero nunca avanzas y te atrapas, en esta espiral que gira constantemente como si notaras en tus entrañas la expansión del universo. Como si amar fuera un privilegio y no mala suerte. Deseos, ambiciones, miedos. El tiempo corre. Y no sientes nada. Superficialidad, egocentrismo, hipocresía, interés. Asco. Todo gira demasiado rápido. Hay demasiada gente y muy pocas personas. Una noche más vuelves a preguntarte donde quedó la inocencia, que a día de hoy cambiaste por malos hábitos. Un día más que sales a la calle y tan solo ves miradas vacías, tienes tantas cosas que decir que se te atragantan al no encontrar donde soltarlas... Pienso que todos recorremos un único camino, el cual siempre será recto, que el mañana no está escrito. Que el pasado, al fin y al cabo es eso, sólo pasado. Nos torturamos diariamente con la idea de sentir de cerca a la soledad, de sentirnos incomprendidos, de no entender qué pasa a nuestro alrededor. Todos tenemos ese miedo. A día de hoy, después del camino que llevo recorrido, miro atrás y recuerdo personas, lugares, emociones... sé que nunca nada será como antes, pero si he aprendido algo de la soledad es que a veces nos dá fuerza. Nos da fuerza para afrontar cada vache, cada hostia contra el suelo... Luego están esas personas que van de tu mano en el camino, que te cosen las heridas, te miran y te dicen que todo irá bien. Y con una sonrisa te devuelven todo lo que en un pasado pudiste perder. Recuerda que siempre habrá algo a lo que agarrarte, algo por lo que seguir caminando, pero recuerda también que el tiempo no perdona.

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