En su cama me quedaría, hasta que me visite la muerte diáfana, clara y transparente, pura y limpia, como sus besos en mi espalda. Cuántas veces volvería a caer, cuántas hostias más?
Y se que probablemente nunca nadie me entienda a la perfección como ella. Y menos un hombre. Pero a veces me gustaría encontrar una aproximación, y a parte de encontrarla, verificar que será real y que no me dañará como tantas otras han echo. Me queda el placer de beberme una cerveza, o unas cuantas, a eso de las 10, fumarme un cigarro y contarnos las vidas...
Pero siempre tendré esa necesidad de cariño, supongo que como todo el mundo. Unos días más, otros menos, habrá días en los que sólo quiera soledad, y otros en los que necesite más que a nada una caricia, un beso, unas palabras sinceras...
Me bajo, está mi reina esperándome...
No hay comentarios:
Publicar un comentario