El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

domingo, 4 de marzo de 2012

MIERDA.

Vuelvo a casa. Un domingo más, me digo a mi misma mientras me pierdo entre calles y música. Suena Nirvana en mis cascos, hace viento y éste me estampa recuerdos felices en tu almohada. Paso por al lado de un cajero, un hombre, tan normal y corriente, tumbado dentro leyendo un libro. Me duele tanto este mundo absurdo en las entrañas. Me corroe la idea del miedo que pasa la gente al no tener techo, al vivir en una duda constante de si mañana podrán comer, o en la duda de si la OTAN bombardeará este martes su aldea. La indecisión de si seguir viviendo o no.

La mierda de tener que trabajar durante toda la semana y que una persona de 20 años se sienta como una de 30. Total, se pasarán así toda su vida para no llegar a tener nunca paz ni calma. Todo porque algún hijo de puta arriba, mueve los hilos para que impasibles sigamos con esta "realidad".

Me duele la codicia. El querer más y más, sin sentido alguno del ser humano. El llegar a necesitar cosas que no son necesarias. 

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