El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

domingo, 22 de enero de 2012

22

Y cuando cae la noche, las horas me empiezan a pesar en la espalda... Esa ansiedad que nunca acaba y que no sabes cuando empezó. Yo añoro nuestro rincón, esbozando noches claras con el ruido de las olas por detrás. La confusión llega cuando uno no sabe qué siente exactamente. He estado tantos años confundida... Ahora simplemente noto en mí como una eterna espera. La espera de volver a encontrarme con sus labios, tan dulces y tiernos. El ansia por acariciar su cuerpo y llenarme de su energía. Esas ganas de olvidarme de todo el mundo, de todo cuanto sucede ahí fuera... La rutina que me pesa cada día más, me lleva a preguntarme qué será de ella, si el mundo está loco, y todo se reduce a polvo. A veces se me quitan las ganas de luchar, y el tic tac del reloj, me mata. Me mata porque no estás y pasa lento. Cuatro paredes que son mi refugio, la música mi mejor compañera, aquí, donde me cuesta pasar la noche entera si no es bajando mi lengua por tus caderas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario