El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Decadente.


Dentro de toda ésta decadencia de la humanidad, 
lo único que me salvaría al final de mis días,
sería hacerte el amor hasta verlo todo explotar, 
hasta que ardiera la ciudad. 

Lo único por lo que moriría sería por morir en tu último suspiro,
acurrucarme en el eco de tus latidos y ver arder el mundo.
Verlo arder de ya no poder más, 
desde el cansancio de la urbe 
hasta la apatía de las personas. 





Ver arder Roma sobre tu pecho... 
Y desconsolada llorar sobre tu piel llena de estigmas. 
Dejar correr la sangre de los cerdos por las calles, 
para intentar limpiar la que desde siglos corre hasta por el aire, 
la sangre de los inocentes,
de los que perecen a la sombra del sistema.

Y cuando por fin no queden ni cenizas, 
que resurja un fénix de tus ojos
y me lleve lejos de todo lo que odio.

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