Con ganas infinitas de comerte la boca,
envidia porque la luz de la Luna te roza,
miro tus ojos y mi calma se alborota...
Parece sacada de un cuento de hadas rotas,
tu serenidad desterrada,
más allá de las palabras
Y ahora sólo ansío tu piel, si no me toca.
Mis lágrimas rotas,
las páginas inacabadas de la historia.
Cada tres líneas,
me haces perder la consciencia.
Háblame.
Sabes que quieres,
que lo deseas.
Hazlo.
Yo sigo escondida en el regazo del alba,
cada mañana que despierto...
Y pienso en casarme con mi cama.
Dentro de mi soledad, recorro tus lágrimas,
enfrascadas,
cómo el elixir de Alicia.
Con ganas infinitas de hacértelo a pelo.
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