Cuando de repente la última ficha de dominó cae,
y consigue la noche lúgubre derrumbarte...
Cuando el silencio contigo mismo se hace cruel,
y las lágrimas caen aunque a cuentagotas.
Y te das cuenta de que sólo envidias al calendario,
que quieres que pasen los jodidos días...
Alejarte de todas y cada una de tus heridas.
Escribir un punto y final en tu diario.
Sólo quisieras desaparecer, aunque fuera por un tiempo,
alejarte de la urbe, del dolor, del resto.
De todos aquellos que se hacen llamar "personas"
y que apenas ven tu aura marchita.
Te derrumbas, pero ésta vez todo es distinto,
el frío no cala tanto los huesos,
y las ilusiones ya no andan construyendo castillos falsos.
Te da igual, en cierta forma,
sólo quieres que llueva,
que la ciudad se tiña de gris,
para camuflarte y poder partir.
Largarse lejos de aquí,
desistir ya del posible cambio.
Huir.
A veces huir es tan necesario...
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