Todo el calor que nos dábamos, se ha ido esfumando, se ha ido helando, deshaciendo. Llego y la sensación de vacío aquí adentro me puede. Me hiere encontrarme con mi soledad en el momento menos indicado para sufrirla. Angustia y los ojos nublados por la fumada. Siento que me están despedazando poco a poco, trozo a trozo. El nihilismo me envuelve en ésta noche fría y pudiente. El eco de tu voz es apenas imperceptible. La suavidad con la que me abraza el hastío parece de otro universo. Este nihilismo que me acosa, tus silencios los tengo enterraos en una fosa. Intento rellenar el vacío, pero es irreparable. Parecen de cristal tus ojos, tan claros cómo un amanecer en el mar, tan frágiles cómo mi alma. Y sin embargo callan. No hablan, me dejan arraigada a ésta nada.
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