Te echo de menos joder. Mi orgullo herido me impide reconocerlo, y aun menos voy a decírtelo. Hostia puta, no se me quitan esos ojos azul helado de la cabeza. Estoy jodida, pero giro la cabeza, ya paso de rollos. Hace tiempo que decidí no entristecerme de mis despojos. Tu piel, tus labios, me queman en la nuca tus respiraciones. No me lees, tampoco quiero enseñarte lo que escribo. Me siento débil, y prefiero seguir con mi camino a luchar, porque perdí tantas veces que ya sólo creo en el destino sin condiciones, sin decisiones, sin esfuerzos. Tan rápido cómo llegaste te marchaste, me dices que vuelva yo, pero no será lo mismo. Si no puedo comerte la boca, prefiero reconocer la derrota.
Me odio tanto por acabar siempre con mi ansiado desencanto...
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