El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que escuche, y el que no pueda encontrar la paz que luche.

sábado, 16 de febrero de 2013

Irregular

Estoy paralizada. Llevo éstas últimas semanas ignorando tu existencia. Era lo mejor que podía hacer, lo correcto, lo mejor para mí, para no herirme. Alejarme. Llegan los fines de semana, y entre alcohol y vicios ahogo lo que callo de lunes a viernes. Llega el sábado, y quiero llamarte, claro que quiero hacerlo. Pero creo que jamás estaré preparada pa volverte a ver de nuevo. Mirarte a los ojos, no darte un beso. Los que nos dimos se hicieron añicos, estaban ya tan rotos... Sé que tendré que enfrentarme a este miedo dentro de poco, pero lo intento retrasar, aunque dicen que el caos no puede aplazarse, y la autodestrucción alcanza niveles ya alarmantes. Joder, yo que creí conocerte, en el primer instante, nada más verte. Y te escapaste entre mis dedos, cuando fuiste tú el que vino a buscarme. Lo corto e intenso es más permanente incluso que los largos años, que la rutina diaria. Quiero reinventarme, pero tus putos ojos clavados en mi sien no me dejan, me apuntas y caigo directa.



Esa encrucijada constante,
ahogarme o llamarte,
romperme o destruirte...

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