Por ver sus ojos, pagaría con algo más que mis despojos.
Por tocarle, más de cien caricias de la piel me arrancaría.
Por revolverlo en sus sábanas, pagaría el precio de no ver ya jamás el alba.
Por enroscarme en su pelo, lo que más anhelo,
por oler su pecho, por romper mis miedos.
Pagaría por deshacerme de la puta melancolía,
pero más daría por conseguir que el
...
Me pongo a pensar en aquella noche, y me río de las pocas horas de diferencia entre dos pensamientos opuestos, en la corta distancia de tu boca y la mía.
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