Tengo que conseguir quitarme de la piel el olor de tu cama, tengo que olvidar ésta inútil obsesión con tus sábanas. Eres como un fuego efímero, que quema, pero no deja cicatriz. Tengo que olvidarme de mí, toca volver a partir. Cómo siempre, me ha pillao septiembre entre tus piernas, y el dolor apenas se manifiesta, pero la rabia de tropezar con la misma puta piedra se despierta. "Ella le dijo que él la estaba llevando a un lugar dónde nunca antes había estado, pero en realidad ella lo estaba llevando a un lugar dónde se prometió no volver" ¿Lloras? No, sólo son lágrimas de tristeza, de volver a romperme la puta cabeza contra el muro de la desilusión, de reventar por dentro, mirarme al espejo, y saber que debo seguir caminando. Dejar atrás tu océano, volver a dejar que me viole la Soledad, que es la única que me ama tal y cómo soy, la única que me aguanta. Escribo sangre porque hablo dolor, la Luna estará ésta noche llena, y yo volveré a mi guarida de oscuridad eterna. Sólo sé estar allí, lejos de lo que me hiera, de lo que el corazón me hiela. Lejos de vuestra tristeza, al cobijo de la mía, con la mirada y la sangre fría, aguantando cada golpe como aguantan las tardes de martes, olvidándome de llamarte, de pensarte, de escribirte. Rozando la esquizofrenia más pura, anhelando éso que llaman cordura... Hundiéndome en las palabras, que por ahora son las únicas que de aquí dentro me sacan. También podría escribirle el silencio a mis fantasmas, atrapar a mis demonios y hacerlos cenizas, pero resurgirían cómo un fénix. Redención, ¿cómo ir a buscarte si no me encuentro ni yo? Sé que dije que iba a luchar ésta vez, pero estoy harta de mí misma y de mis quebradas expectativas, de ser tan estúpida. Eso sí, espero que vuestra conciencia, duerma tranquila. Porque la mía está ya podrida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario