Bebía de la fuente de mi pecho, retumbaban los tambores en la calle.
Ardiendo incluso los mares, me pareció ver en sus ojos un deseo cobarde.
Un pecado más, que más dará pensé,
e imaginé creer en el alma para follarme a la suya también.
Una hora para acostarme, pensé,
entonces su piel empezó a llamarme,
botamos juntos, incansables...
bajo sus sábanas la noche acabé.
"Me pidió que se la metiera hasta el fondo, y tan al fondo se la metí que me follé a su alma." Pablo Hasél.
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