Del vicio de tus labios no me quiero alejar,
si cuando te giras y te vas,
sólo me sale suspirar.
Me atrevería a decir
que en la paz de tu espalda podría vivir.
Que entre las sábanas de tu cama,
se encuentra mi calma.
Me elevas a lo más alto,
y tu mirada me sana.
Tus labios,
espantan a mis demonios.
El miedo se esfuma,
ya no quedan dudas.
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