El escribir siempre me hizo libre cuando más atrapada creía estar. Cuando lo veía todo negro, me iba mal en todo, lápiz y papel fueron los únicos que me ayudaron a resurgir de mis cenizas como un fénix.
Soy capaz de enamorarme de una canción,
de unos ojos maltratados,
de una noche de reconciliación
después de un enfado.
Puedo enamorarme de las palabras,
de la brisa del mar, de un recuerdo.
Me gustaría que todas las personas pudieran sentir esto. Que dejaran por un momento todos sus problemas a un lado y simplemente se sentaran frente al mar, a escuchar esa canción y que la brisa les trajera esos recuerdos de los que un día se sintieron enamorados.
El sufrimiento convertido en fuerza y ganas de luchar,
Las sonrisas regaladas en la barra de cualquier bar...
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