Un mes.
Joder y parece mucho más,
y cuán efímero fue aquel fin de semana.
Supongo que el tiempo siempre nos juega malas pasadas.
Tic-tac, dice el reloj una vez más,
tic-tac llora, cada vez que te vas.
Más allá de los segundos
estarán mis labios,
esperando a los tuyos.
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