si digo que no te echo de menos, cree que miento.
Llevamos una hora de domingo y ya estoy con la resaca de mis lágrimas. Ya han vuelto los fantasmas que me prometieron no volver a deshacerme entre otras sábanas. No quiero dormir, no quiero salir, no me apetece fumar. Tengo un vacío enorme en las ideas. Parecen dispersas, lejanas. Quiero auto convencerme de mi locura, de que esto tiene fin. Convencerme de que algún día podré volver a sentir, volver a ilusionarme y vivir sin miedo.
Siento la necesidad de escribir cuando cae la noche, aún más si voy ciega y es de madrugada. Interiorizo todo cuanto me sucede día a día, pero lo único que me devuelve a la realidad se que son tus labios.
La ciudad parece una perra en el camino de vuelta a casa,
la gente me pregunta pero yo no se qué me pasa.
Las aceras se empeñan en que vaya vagando por la ciudad,
y esta tristeza me invade como una enfermedad terminal.
Tengo los ojos como platos, la noche parece haber acabado con el pasado,
pero no me deja cerrar los párpados.
"Te tengo en la cabeza y te prefiero en la almohada" (Crema)
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